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Omar Eskola

ETNICIDAD UNA REFLEXIÓN CONTINUA


Palabras claves: diáspora, etnicidad, blanqueamiento

La Etnicidad es una construcción en movimiento, parece tan absoluta pero no lo es. Se encuentra en un columpio constante del “ES” y el “ESTÁ SIENDO” . Y es que, en nuestros escenarios actuales se la evidencia con nacientes simbólicas y con mayor holismo. En resumen es un concepto de las taxonomías antropológicas basadas en la reflexividad con lo etnográfico. Es decir los hechos culturales de los pueblos que influyen a ella. La hemos diferenciado del concepto “Raza”, ahora la relacionamos con las variables: pueblo, pueblos, poder estatal, clase socio-económica, migración, etc. En el presente ensayo priorizo mi lugar de enunciación; es decir, reflexiono desde y sobre la condición de la etnicidad “mestiza” ecuatoriana.

La Etnicidad ha tomado forma de 'cobija' aglutinadora de elementos bio, sico y socio-culturales para la diferenciación subjetiva y orgullo grupal del “ser”. Habíamos ya comprendido su ambigua relación con la 'raza'. Después se integró como un continente de varios elementos culturales interrelacionados: las percepciones acerca del cuerpo y rasgos físicos que distinguen a unos grupos de otros, pero más: los roles dentro de una adscripción nacional, su carácter bien “primordialista”, “fundamentalista” o “pragmatista”.

La etnicidad es una categoría que al haberse transformado se la vivifica estratégicamente o se la afirma, eufemiza o se la niega de distintas maneras. En muchos casos, en la cultura mestiza no se concientiza una 'etnicidad mestiza'; no se la llama así , pues, se había fundido en la 'homogénea identidad nacional' ecuatoriana, pretendida así por corrientes oficiales anteriores.

La vigencia grande del positivismo, ha inducido a nuestras generaciones, a utilizar una razón “naturalizadora” para temas de agruparnos o entender nuestras diferencias. Al categorizar los géneros, por ejemplo, aplica una fuerza biologista axiomática en la práctica y en el lenguaje. La dualidad; presenta visos de absolutez en la nominación por ejemplo de macho y hembra (que refiere al sexo de las especies vivas); masculino – femenino (género), etc., en los Sentidos de Etnicidad esa vigencia pervive de alguna manera;pero además: la Ambigüedad y la Paradoja. De esta manera, “Etnicidad” es entendida en el “sentido común” como categoría fría del biotipo y color de piel; (pervive en el lenguaje el distinguir: el blanco, un poco el amarillo, negro, rojo, piel canela, cobrizo,etc.) el “mestizaje” es una escalera hacia y bajo el “blanqueamiento”. Hubo un tiempo donde se usaba la categoría “blanco-mestizo”; pero, no se vigentizó en la historia cercana.

No obstante, la politización de las etnicidades en sus acciones y en sus propias terminologías, brindará cada vez más, una percepción grupal de un “nosotros comunitario” que pueda usar tal o cual nominación pero, ya no usando la razón naturalizadora, sino la táctica antropológica “culturalizadora”. Los ejemplos del protagonismo de la Etnicidad en el cambio geopolítico, lo tenemos en México en 1994 con el EZLN y en América del Sur con los movimientos “ de los quinientos años”. Sin embargo, la etnicidad se la dinamiza, tamiza y aplica en la intimidad en el día a día.

Otra connotación tienen las palabras etnia a secas y la de raza: radican en el complejo etnocéntrico occidentalista; muchas veces nos remite a una “variable del censo” en el caso de contextos urbanizados como el de las ciudades ecuatorianas; especialmente en la etnicidad mestiza. Pero latentemente genera movimiento de ideas y adscripciones fuertes tanto como la nacionalidad y la globalidad. El mestizaje en Ecuador ocupó y ocupa aun un rol de estandarizar lo nacional estatal: la ecuatorianidad. Pero siempre con la polisemia y heterogeneidad; constatadoras de que no solo existe el proyecto de “rehacer la Nación” sino pluralizarla hacerla más compleja.

Etnicidad por otra parte, es una integralidad de “primordialismo, esencialismo y pragmatismo” como señalan los autores. Desde mi opinión un efecto de esta combinación se muestra amorfa en el mestizaje; pues, generalmente no se especifica por ejemplo: soy mestizo “fifty – fifty” o ¾, etc. es el sesgo de un convencional blanqueamiento el que se intensifica más en la autoadscripción.

En la mesticidad posiblemente el sesgo sería el primordialismo; es decir la hegemonía de una comprensión biologista de mezcla consanguínea y la percepción del color - forma de piel, cabello y cuerpo en conjunto y en detalles. No obstante un sentido particularizador se activa para no hablar de la “incómoda” percepción, los grupos mestizos tanto como los grupos y las nacionalidades del mundo se adscriben también a las culturas urbanas globales y locales, o a otros tipos de grupos. Así tenemos; las pertenencias a la cultura rock, y a otras culturas contemporáneas.

Hay una doble funcionalidad en el tema de la identidad; siguiendo a Juan García, se vive tanto la dimensión particular: por ejemplo comunidades cimarronas de Esmeraldas pertenecientes a la segunda dimensión general . Es decir, habría más de tres genéricos de la etnicidad: pueblo negro o Afro-descendiente o afro-ecuatoriano.

Al marcar diferencia desde la mesticidad; podemos decir que su “genérico” identitario, adolesce de sentido concreto, notamos cierto grado de concepto estándar, neutral y neutralizador. No obstante, para desengancharlo de la estandarización se puede seguir el ejemplo de procesos particularizadores: como el ya mencionado proceso Montubio. Este proceso bien podría inspirar el proceso Chagra (Que es equivalente serrano del montubio). Se trata de una idea surgida desde una experiencia con las diversidades chagras en el año 2013-2014 en el cantón Rumiñahui- provincia de Pichincha. Donde voces de los jóvenes denominados “chagras independientes” retoman la chagrería y las fiestas de la religiosidad popular. Lo que nos pareció muy interesante, pues se diferencian estos grupos de las zonas rurales de entre, tres o cuatro categorías de chagras distintas.

Más fuentes semióticas y materiales de Etnicidad;

Otra fuente de replanteamiento de la Etnicidad es la Migración. Tanto de lejos, como de cerca, transcontinental; “con o sin retorno”; marca nuevas dimensiones en la “culturalización de la etnicidad”.

Recordemos que hace muchos años, antes de la colonización de Europa a América, según los análisis históricos el tipo de racismo denotativo que racionalizaba la modernidad como dominación occidental, no existía. Anteriormente en la época de Marco Polo las civilizaciones y sus grupos humanos eran valorados por sus inventos y por sus modelos de intercambio económico. Por sus legados literarios inspiradores de abrir nuevas puertas y ventanas, etc. La capacidad de generar economía era un énfasis; ya con las Colonias la cosa cambió drásticamente. Por otro lado, cuando se dan las diásporas de los europeos a Suramérica, un menú de valoraciones es percibido desde nuestro contexto. Las élites apoyaban esta migración por varios sentidos incluido el de “democracia racial” nombre eufemístico del balnqueamiento.

Una tradición migratoria:

La migración ha sido crucial en la historia post-colombina de América Latina, las distintas corrientes migratorias dieron una nueva dimensión étnica a Latinoamérica y el Caribe. En el transcurso del siglo XX los cambios económicos mundiales provocaron una fuerte ola migratoria que posteriormente tendría un nuevo impulso en el siglo XX.*

La urbanización, la emigración intrarregional y la emigración internacional se convirtieron en estrategias esenciales para la supervivencia. Así también, estas emigraciones pusieron en directo contacto a grupos sociales y culturales muy diferentes lo que provocó nuevas confrontaciones y estrategias étnicas*.

Actualmente varios factores endógenos y exógenos dan cuenta de otro momento histórico; la cohesión a niveles macro no es para siempre; la estrategia de etnicidad conducente a la consecución de éxitos políticos, parte ahora, según mi opinión, de un reencuentro intra-culltural (como señala Yauri Muenala), primero para retomar el debate y seguir dando pasos en el proyecto plurinacional; y luego para definir también los hechos socioculturales de la nueva realidad: la estratificación socio económica indígena en unos medios urbanizados . Ya no solo la ruralidad, marca sentidos.

Más allá de la nueva estrategia global excluyente que consiste en dividir a los movimientos más destacados y numerosos; algunos errores históricos han llevado, a una etapa de particularización y reflexión de sentidos entre los pueblos y nacionalidades. “No hay bien que por mal no venga”. Parecido al dicho: “La crisis es oportunidad”. No tanto es una pérdida de vigencia de la etnicidad sino la vigencia de una nueva diversificación simbólica interna desde esta etnicidad, válida para si misma y que de igual manera empieza a mostrar una significación grande, pues, el momento actual es para una nueva acción la presencia y complejización vital de nuevas categorías internas: los intelectuales indígenas, los indígenas urbanos y sus adscripciones a las culturas urbanas; la inédita cercanía con partidos marxistas, la lucha no solo de clases, sino la lucha intra-clases: con una clase indígena burguesa explotando a sus con-culturales,por ejemplo en Otavalo e Imbabura; la mediación, ruptura o mimetización con la tesis de los gobiernos progresistas, etc.

Conclusiones:

La Etnicidad mestiza tiene un reto hoy, reencausarse en dos señales antropológicas:

1- Si bien el proyecto tuvo el componente del llamado Blanqueamiento; este último, fue un proceso histórico manipulador; por eso se debe nutrirse del 'blanqueamiento' descolonizado, de una semiótica del blanqueamiento liberada, hay que ver su carácter contra-hegemónico. Por ejemplo, cuando los reos españoles llegaron a AbyaYala; los Reyes los utilizaron como despojos humanos, no obstante, seguimos diciendo que el germen de la corrupción latinoamericana fueron estos reos españoles, estos degenerados que hicieron mucho daño sí, pero no vemos esta manipulación centenaria. Culparnos solamente entre subordinados nos mantiene neutralizados y no comprender la responsabiidad monárquíca.

2- El Mestizaje como táctica indígena andina es la tesis que siempre se ha querido desvirtuar ; no se la ha reconocido como estrategia política popular a lo largo de siglos. Solo se ha hablado de que representó la 'traición a la raza' vernácula. Enfoques recientes replantean el concepto típico racial. Por eso el mestizaje está más en un continuum profundo de lo andino, que un divorcio con lo andino. Este plano latente se refleja en nuestros sistemas de pensamiento y conducta paritaria. Aun cuando en los discursos de algunos conculturales mestizos se tiende a nominaciones y formas que huyen aparentemente de lo 'Longo' o indígena; en lo profundo se cocina una irradiante etnicidad que seguirá tamizando sus múltiples complejos y se reactivará dentro de su propio caos.

Referencias:

*BAUD MICHEL Y OTROS, Etnicidad como Estrategia en América Latina y el Caribe, Editorial Abya-Yala, Quito, 1996, pg 131-191


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